La calidad del agua en los alimentos infantiles: un pilar fundamental en la alimentación infantil

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La alimentación infantil es uno de los ámbitos más exigentes de la industria alimentaria. Bebés y niños pequeños constituyen un grupo especialmente vulnerable, por lo que cualquier factor que influya en la seguridad y calidad del producto final debe ser controlado con el máximo rigor. 

En este contexto, la calidad del agua en la industria alimentaria se convierte en un elemento crítico, ya que el agua interviene de forma directa o indirecta en la elaboración de la mayoría de los productos infantiles.

Desde el agua en la producción de fórmulas lácteas hasta la limpieza de equipos, superficies y envases, garantizar un agua segura para los alimentos infantiles es esencial para proteger la salud, cumplir con la normativa y asegurar la confianza del consumidor. 

En este artículo analizamos por qué el agua es un pilar fundamental en la alimentación infantil y cómo asegurar su calidad desde el origen hasta el producto final.

La importancia del agua en la industria alimentaria infantil

La calidad del agua en la industria alimentaria tiene un impacto directo en la seguridad microbiológica, química y organoléptica de los productos. En el sector infantil, este impacto se multiplica debido a los estrictos estándares de seguridad.

El agua se utiliza en múltiples fases:

  • Como ingrediente directo en papillas, purés y bebidas.
  • El agua interviene en la producción de fórmulas lácteas, donde su pureza es determinante.
  • En procesos de limpieza y desinfección.
  • En la generación de vapor o refrigeración.

Cualquier desviación en la calidad del agua en la industria alimentaria puede comprometer el producto final y suponer un riesgo para la salud infantil.

Agua segura para los alimentos infantiles: requisitos y riesgos

Garantizar agua segura para los alimentos infantiles implica cumplir parámetros mucho más estrictos que en otros sectores. No basta con que el agua sea potable; debe estar adaptada al uso específico dentro del proceso productivo.

El agua como ingrediente, especialmente el agua empleada en la producción de fórmulas lácteas, debe presentar una composición química controlada, ausencia total de microorganismos patógenos y una estabilidad constante en el tiempo. 

Además, es imprescindible cumplir con la legislación europea en materia de aguas de consumo humano (Directiva UE 2020/2184 del Parlamento Europeo y el Reglamento (UE) 2023/915 de la Comisión de 25 de abril de 2023).

Así como con normativas específicas del sector infantil, que establecen límites más restrictivos para determinados compuestos, como el límite máximo de 0,05 mg/kg de cloratos en alimentos destinados a lactantes y niños de corta edad, que recoge el Reglamento citado.

Por ello, proporcionar agua segura para la producción de alimentos infantiles requiere un enfoque preventivo basado en análisis continuos, sistemas de tratamiento adecuados y una gestión integral del agua en toda la planta.

Riesgos asociados a una mala calidad del agua

Una gestión inadecuada del agua puede tener consecuencias graves en la seguridad y calidad de los alimentos infantiles. Cuando no se garantiza la calidad del agua en la industria alimentaria, aumentan significativamente los riesgos sanitarios y operativos.

Entre los principales riesgos destacan:

  • Contaminación microbiológica (bacterias, virus, esporas).
  • Contaminación química (nitratos, metales pesados o subproductos de desinfección).
  • Alteraciones en el sabor, olor o estabilidad del alimento.
  • Problemas de limpieza y desinfección aumentando el riesgo de contaminación cruzada.
  • Incumplimiento normativo y pérdida de confianza.

Por ello, la calidad del agua en la industria alimentaria debe ser monitorizada y tratada de forma continua para asegurar agua segura para los alimentos infantiles en todas las etapas.

Tratamiento y depuración del agua: claves para la seguridad alimentaria

El tratamiento y la depuración del agua son procesos esenciales para mantener la calidad del agua en la industria alimentaria, especialmente en sectores tan sensibles como el de los alimentos infantiles. 

El objetivo no es únicamente eliminar contaminantes visibles, sino adaptar el agua a los requisitos específicos de cada fase del proceso productivo, garantizando su idoneidad tanto como ingrediente como para usos auxiliares.

La combinación de tecnologías como la filtración avanzada, la ósmosis inversa o sistemas de cloración controlada permite reducir la carga microbiológica y química del agua hasta niveles compatibles con la producción de agua segura para alimentos infantiles. 

Además, la depuración previa del agua contribuye a mejorar la eficiencia de los procesos, proteger los equipos y reducir el riesgo de contaminación cruzada.

Aprende más sobre → ¿Qué es la depuración del agua y por qué es crucial en la industria?

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