¿Qué son los contaminantes emergentes? Seguro que alguna vez te has hecho esta pregunta. Lo primero que hay que explicar es que su nombre tiende al engaño, ya que estos no han llegado recientemente a nuestras aguas. No son sustancias nuevas, son compuestos que ya somos capaces de determinar y medir gracias al avance que la química analítica ha tenido en los últimos años. En este punto, y gracias a su cuantificación, ha surgido la preocupación sobre sus consecuencias en el medio ambiente y sobre cómo afectan a la salud de los seres vivos sobre los que tienen incidencia directa.
Pero, ¿qué entendemos por contaminantes emergentes del agua o contaminantes de preocupación emergente? Su definición todavía no está del todo determinada. Entre los compuestos que forman parte de este grupo encontramos, básicamente, contaminantes cuyo origen está ligado a la actividad humana, como la agricultura y la ganadería o el estilo de vida, entre otros. Este factor provoca que tengan presencia en las aguas residuales.
Estamos hablando de fármacos; como antibióticos, antinflamatorios, antimicóticos, fotoprotectores, medicamentos hormonales, antidepresivos, o para diabéticos; plaguicidas, como fungicidas, insecticidas o herbicidas; derivados industriales, donde destacan nanopartículas metálicas, microplásticos, aditivos industriales, plastificantes o retardantes de llama; y también destacan aquellos que proceden de la fabricación y uso de cremas, lociones, detergentes, productos de higiene y limpieza, o derivados del consumo de drogas ilegales.
Como puedes ver, el listado es extenso y difícil de clasificar. Es por ello por lo que, desde la Comisión Europea, cada dos años se publica una Lista de Observación donde se actualiza y se listan los contaminantes emergentes que cada Estado Miembro debe de analizar. Con los datos recogidos, se evalúa si estos deben incluirse en la Lista de Sustancias Prioritarias.
¿Cómo podemos eliminar los contaminantes emergentes del agua residual?
El tratamiento de las aguas residuales sigue criterios muy estrictos que garantizan procesos como el regreso al medio o la reutilización. Sin embargo, y puesto que se unen constantemente nuevos criterios de análisis, podemos destacar dos grandes focos. En primer lugar, la detección; y en segundo, los procesos que reducen drásticamente la presencia de estos contaminantes, o directamente los elimina de las aguas residuales descartando cualquier impacto sobre el medioambiente.
Se sabe que muchos de estos contaminantes, en grandes volúmenes, tendrían efectos adversos en especies de seres vivos, pues se comportan como disruptores endocrinos. Pueden afectar al sistema reproductivo y la fertilidad de ciertas especies animales, pueden aumentar las malformaciones y mortalidad en peces, limitar el crecimiento de ciertas algas o, incluso, ser directamente tóxicos para algunas variedades (entre otros efectos dañinos). De ahí la importancia de estudiar su peligrosidad y de analizar la concentración máxima para limitar sus efectos negativos en el medioambiente y la biodiversidad.
Como apuntábamos, para disminuir su concentración existen distintos procesos, los cuales pueden estar presentes en las Estaciones de Depuración de Aguas Residuales (EDAR). Estas tecnologías son, básicamente, las siguientes: Procesos físicos, entre los que se encuentran la tecnología de membranas (microfiltración, ultrafiltración, nanofiltración u ósmosis inversa), y la adsorción por carbón activo; procesos biológicos, como son los biorreactores de membrana; y procesos químicos, como son los procesos de oxidación avanzada. De todas estas tecnologías nombradas, los procesos de oxidación avanzada y el tratamiento de membranas, concretamente, la osmosis inversa, proporcionan los mejores resultados obtenidos hasta la fecha.
La membrana actúa como una barrera física de separación, no destruye los compuestos en sí, y gracias a esta tecnología conseguimos obtener dos corrientes. Una “purificada”, con baja concentración en contaminantes emergentes, y otra corriente “concentrada”, con una elevada concentración de estos.
Si deseamos destruir estos contaminantes, tenemos que hacer uso de las tecnologías de oxidación avanzada, las cuales presentan algunos inconvenientes a fecha de hoy, tales como la generación de subproductos y el elevado consumo energético y de reactivos. De aquí deriva la necesidad de seguir investigando para desarrollar una tecnología eficiente en todos los aspectos en cuanto a la destrucción de estos contaminantes.
La responsable del área de Desarrollo Tecnológico de SITRA, Patricia Negro, concluye que “los contaminantes emergentes son un riesgo para la salud, de ahí la vital importancia de trabajar para obtener una regulación segura que vaya de la mano de avances tecnológicos que permitan conseguir esos objetivos de forma eficiente”.